lunes, 15 de agosto de 2011

Vistas al pasado y al futuro

Nunca me importó si usabas el cabello largo o corto,
ni tu pronunciada tendencia por la izquierda;
me hacía feliz verte, sentirte, olerte,
pensar en la próxima ocasión en que podríamos vernos en CU,
en Bellas Artes, o en alguna tocada de Reggae...

Me gustaba leerte entre líneas
con tus ojos recitándome la canción desesperada de Neruda,
o con mis dedos descifrando el braile que se distinguía en tus lunares...

Todo de ti me hacía respirar un aire diferente,
una mística encantadora comparada sólo con el canto de las sirenas,
con el brillo de una aurora boreal, o de tocar el cielo.

Quizá por eso te adelantaste; te dije "Despacio, no corras"
y pegaste tremenda carrera, y ganaste, ganaste mi niña querida...
Todos te perdimos pero tu alcanzaste la gloria eterna...

Los días después de esa competencia han sido difíciles,
desoladores de sol a sombra y al llegar a su súbito final
se vuelven avasalladores... Tortuosos.

Nada comparado como aquellas veladas platicando de ti,
de tu gusto por las familias grandes,
De nuestros futuros hijos: Penélope, Nickté, Joan Manuel y Roberto...

De tu interés por aprender maya y defender las causas 'perdidas';
Nadie mejor que tú para encontrarlas y volverlas a situar en el mapa.

Qué ingrata es la vida misma en ocasiones: nos pone a extrañar antes de tiempo
y a llorar más de lo debido... ¿Más de lo debido?
No sé si llorarte sea debido, pero quiero permitirme un segundo
para darte la eternidad de mi serenidad perdida,
de mi cordura faltante, de mis acordes inconclusos...

Quiero permitirme gritarle al mundo que exististe
y que jamás te irás, porque todos tenemos una misión
vamos y venimos en diversos momentos
y nos volvemos imprescindibles para ciertas situaciones;
La tuya fue clara: Volverte un motivo para seguir tejiendo sueños.

Susana Covarrubias Flores. 1990-2011



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