sábado, 19 de marzo de 2011

Princesita (para tu cobardía)

¡Qué tontería más grande el quererte!
Estúpida cobardía tuya;
el viento helado en mi cara,
La gente pasando, viéndonos.
Mi cara de dolor y tu prisa.

Estúpido al quererte
cuando jamás sentiste lo mismo,
solo ecos de lo que parecía ser amor.

Y me duele, y ha muerto en mí
el espíritu noble, amable,
el pendejo que luchó por ti hasta el final;
al que destrozaste con tu frase incoherente,
tratando de ser solemne diciendo: Lo intenté.

¡Qué disculpa tan ridícula
para desmentir al amor!
Intentando encallar
todo lo que mandaste a la deriva.

Ahora todo es triste, negro,
el alcohol nubla mi memoria,
mis recuerdos, tus besos,
porque la mejor manera de evitar el dolor
es sedándose...

¡Qué mal quererte así y morirme!
morirme por ti: La nena infantil,
la que no quiso enfrentar al gran amor
que tenía frente a ella,
y por idiota, lo dejó escapar.

Todo gira, da vueltas,
las luces de neón me marean,
el licor me embriaga;
pero no tanto como para dejar de verte,
porque serás, serás mucho tiempo,
porque yo sí creí en tu amor:
el que decías sería eterno.

Ahora descansarás en paz,
aunque digas que actúo como niño inmaduro,
porque, hoy te detesto tanto,
y sin embargo me importa quien eres,
tu nombre, tu rostro, tus días,
tus ánimos, tus desganas, tus nociones, tu pasado:
Tu todo...

Y tu adiós se vio revestido de murmullos,
de bulla, de transitar cotidiano,
de un día que no debió existir.

Y veme ahora mismo, intoxicado,
hasta la madre y con este pinche sentimiento a flor de piel...

Ojalá que la vida te cobre caro
y que sufras lo que me estás haciendo sufrir a mí,
niña caprichosa, "berrinchuda",
princesita estúpida de un reino que no existe
y que deseaste no tener
para vivir una vida sin compromisos,
sin amor real....
Adiós musa de una sola noche.

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