jueves, 10 de diciembre de 2009

Lo que el 2009 nos dejó

Lo que el 2009 nos dejó.

Otro año termina y está próximo nuestro encuentro con un año diferente. El final de una década. El comienzo de otra totalmente distinta. Se cierran muchos ciclos y se comienzan otros que más allá de estar alejados uno del otro están sumamente estrechos, pese a que no lo notamos la mayoría de las veces.

Este año casi concluye y con él terminaron muchas de las andanzas que fueron parte de mi vida durante tres años. Comencemos a citar algunas de ellas

Se terminó una de las etapas que considero más “chéveres” en mi corta existencia: la preparatoria. Por fin se terminó la condena de la generación 2006 en el “reclusorio” número noventa y nueve, donde conocí a los que considero mis mejores amigos por muchas circunstancias; pero ojo, no con esto excluyó a demás personas que han cruzado su vida, su tiempo y su espacio con el mío y de los cuales aprendí mucho; sino que quizá me hayan acompañado y castigado en momentos que lo necesité, apoyado y dado su mano y que ahora son parte de mi devenir.

Este 2009 empezó con muchas ilusiones, ya que se avecinaba el cierre de un ciclo y el comienzo de otro que determinaría la vida de muchos preparatorianos: la elección de una licenciatura, y por ende, la búsqueda de la universidad que tuviera en ella, lo que nosotros buscásemos para el desarrollo de nuestras potencialidades.

Así fue como en Febrero comenzó la mágica aventura para mis amigos de la noventa y nueve y para mí por conseguir tan anhelado sueño; por fin el trabajo de cinco semestres tendrían un resultado tangible.

El día “D” llegó, el primer examen de la Universidad Nacional Autónoma de México fue para muchos la prueba final para conocer sus capacidades. Las probabilidades en comunicación arrojaban una estadística poco alentadora. Sólo el 6% de la gente que hacía la prueba se adueñaba de un Lugar en la Máxima Casa de Estudios. Creo que esos números me desalentaron. Me creía derrotado. Salí del examen con poco ahínco y esperando a que viniera la segunda prueba de fuego y para muchos de mis profesores el examen más difícil: el examen de la Universidad Autónoma Metropolitana. Así un mes después Lo realicé con más vocación y decidido a no desperdiciar esa oportunidad.

Pero el destino tiene cosas que uno jamás comprenderá. El día que salieron los resultados de la UNAM. Revisé los mismos casi derrotado y con un aroma de fracaso que no cabía en mi piel. Cual fue mi sorpresa que al consultarlos fui el primer alumno seleccionado. De pronto el esfuerzo de tres años se vieron reflejados en una letra tan simple como eso, una letra; pero no era cualquier letra, era la “A” de aceptado. Sabía entonces cual sería mi casa durante los próximos cuatro años y medio.

Mi alegría se vio multiplicada al saber que muchos de mis mejores amigos se habían quedado. Hubo algunos que no lograron pasar esa prueba de fuego, pero sé que ellos no se quedarán ahí, que seguirán adelante y nos alcanzarán por que tienen sangre de ganadores, fe y el apoyo de sus familias.

Otro momento clave fue el día mi cumpleaños. Un doce de marzo especial. Ya que ese día vinieron personas que son muy importantes en mi vida a mi hogar. Una reunión que dejó muchas experiencias gratas y que me hicieron ver que realmente hay personas que me aprecian y que valoran lo que soy…

Después un viaje que también me daría a conocer mis capacidades de socialización, un viaje a San Juanico el Alto cortesía de Maryelva, me dejó conocer a muchas personas que jamás olvidaré y estrechar más los lazos de amistad con ella. Fueron dos días en los que conocí a toda su familia, y que según sus palabras, todavía preguntan por Mí.

Meses después llegaría el día en dónde todo lo vivido en el bachillerato se reducía a una ceremonia. La salida de mi generación fue un momento memorable, donde jóvenes y señoritas vestimos nuestras mejores galas para recibir ese reconocimiento a un trabajo conjunto de tres años, mismo que serviría después como llave a la universidad…

El momento de decir adiós llegó después de dos horas de largos discursos administrativos, frente a frente, las personas con las que compartí aula y vida, se veían con una nostalgia inevitable y se inhalaba melancolía por donde quiera que se volteara.

Por un lado mis mejores amigas. Por el otro mis mejores amigos, comenzaron a darse los respectivos abrazos y palabras de aliento, las lágrimas no se hicieron esperar y todo se torno confuso. ¿Qué seguiría después para michos de nosotros? ¿nos volveríamos a ver? Todo eso pasó por nuestras mentes mientras las acostumbradas “golondrinas” sonaban, en un marco que podría describir como un gran final, para una gran historia.

También terminó lo que fue en ese entonces la mejor y peor historia de amor que pude haber imaginad para mí. La mujer que amé y que un buen día se fue y regresó para después desaparecer, no estaría más en mi vida de la forma en la que estaba, finalmente podría volver a creer, e ilusionarme sin recaer en lo que no podré negar fue una época muy genial, pero que al final sólo fue extender la agonía de una ideología falsa.

Así fue cómo terminó la preparatoria. Con muchas experiencias de vida, y con tantos retratos que quedarán colgados en la pared de mi vida durante lo que le queda de existencia terrenal…

Así llegaron las vacaciones de verano y con ellas una serie de cosas que parecían inobjetables y puestas a mesa para cumplir, pero que no todas se vieron realizadas.

Por una parte La inscripción a la universidad fue una emoción inmediata, al saberme dentro. Una alegría enorme que no me dejaba sola por momentos y que dura hasta el día de hoy.

Por otra parte la decepción de no poder cumplir una promesa: un viaje inaplazable, se vio pospuesto ya que las inscripciones y registro de datos era incierto, desafortunadamente el encuentro con esa persona especial en Guadalajara, después de tres años de conocernos, se vería truncado por cuestiones burocráticas.

En las mismas vacaciones se dio la fiesta de despedida, en donde se dieron tantas cosas que repercutirían en tanta gente, vi por primera vez ebrias a mis amigas, que se distinguirían por su seriedad, pero sobretodo su sobriedad.

De ahí. El siguiente paso: el primer día en la universidad, en el cuál se cerrarían muchas de las puertas por las cuales creía que saldría de la UNAM, pero a cambio se abrió un abanico de posibilidades que aún estoy comenzando a descubrir.

El primer día fueron tantas emociones, alegría, miedo tristeza, nerviosismo, nostalgia entre otras tantas. Que hicieron cuestionarme si era el lugar correcto para mí.

Conocí a un profesor que quizá sería la base que forjaría a muchos de nosotros a través del semestre; en un principio su forma seca y despectiva al dirigirse a sus alumnos hizo que se formara un abismo entre él y nosotros que se vería reflejado a lo largo del semestre, pero que afortunadamente varios logramos superar, para poder entablar una relación más humana con dicho personaje.

Conocí a muchas personas especiales en el grupo 1102 de la carrera de comunicación, personas interesantes y que fueron siempre sinceras conmigo, muchas veces directas, y porque no, hirientes, pero de un modo constructivo. Aparecieron personas que se incorporarían después para volverse una gran mancuerna, y otras que simplemente se volverían cómplices en muchos andares.

Este año se hicieron realidad muchos de mis anhelos y propósitos: por fin pude oír un poema mío hecho canción y paparte de todo escuchar que una persona ajena a él éste lo cantara junto con los compositores. Regresé a la actuación después de un año de inactividad, fuimos campeones en la liga de futbol…

Dentro de Este rubro cabe destacar la golpiza que nos llevamos mis compañeros y yo a manos de unos bárbaros, que pertenecían a una banda delictiva de una colonia cercana: al haberlos empatado a dos tantos, no soportaron y de ser diez jugadores llegaron a ser treinta personas de veinticinco y treinta años, contra jóvenes de dieciocho. La pelea fue tan sangrienta, que tuvieron que llegar los policías municipales a nuestro rescate, ya que fuimos víctimas de amenazas, y auxiliados por paramédicos ya que varios de mis compañeros terminaron con alguna herida profunda. Por suerte, sólo terminé con el ojo morado.

La vida universitaria es muy diferente a la preparatoriana. Comprendí. Enfrentarme a eso fue complicado e los primeros meses. La impuntualidad de los profesores, La indecisión de algunos compañeros, la desunión grupa académicamente hablando. Tantos impedimentos y tantas ideas, me hacían por momentos desubicar el papel que me tocaba jugar dentro del grupo, pero con la ayuda de algunas personas logramos superar eso y seguir adelante en esa jungla de cuatro paredes.

Esa indecisión relatada, nos llevó a soportar heroicamente la molestia del profesor de epistemología que nos amenazó tanto y salimos tan mal con él que muchos optaron por huir del problema, dejar de sufrir por algo que según ellos no valía la pena; afortunadamente para algunos no nos fue indiferente y demostramos con hechos el porqué estábamos ahí y la decisión de seguir adelante con el proyecto que el tenía para nosotros.

Así fue que gracias a un buen compañero, por decirlo menos, conocí a muchas personas que también pondrían su huella en mi vida, con quienes he podido compartir el gusto tanto por el teatro, que por la poesía, y porqué no por la música misma.

Respecto a esto, aprendí bastante del género que robó mis sentidos: la trova. Este año tuve la fortuna de poder asistir a varios conciertos de éste género conociendo a personas tan importantes cómo Fernando Delgadillo, Mexicanto, entre otros más que aparte de ser talentosos, son personas humildes y que son capaces de convivir con la gente que apreciamos su trabajo.

Quizá este dos mil nueve, haya sido uno de los más completos en cuanto a experiencias, conocí a profundidad a mis amigos, gané una hermana, también me alejé de algunos amigos, que decidieron tomar otros vuelos, y aunque me dolió mucho, tuve que aprender a verlos volar.

Dejé de frecuentar personas y lugares que solía visitar con mucha frecuencia. Conocí lugares que por ignorancia no pretendía conocer. Recibí regalos que fueron muy significativos para mí, como una fotografía el seis de Enero, un monedero en mi cumpleaños, algunas cartas, y porqué no, un año más de vida.

Este dos mil nueve termina y en sus últimos meses, he tenido la oportunidad de tomar riendas que solté por muchos años, debido a dolores pasados, he podido recuperar a gente que creí perdida hace algunas fechas, cometí errores, obtuve aciertos, aprendí a cómo no trabajar en equipo, y después cómo trabajar en conjunto.

Corregí algunas cuestiones sobre mi personalidad, obtuve poder de decisión. Besé, abrasé, reí, lloré, canté a más no poder, disfruté viví, morí porqué no. Me volví hijo adoptivo de la complejidad, maduré envejecí, aprendí, leí como nunca…

Pero lo que le puso la cereza al pastel horneado en el dos mil nueve fueron las palabras de aliento que recibí de personas importantes para mí como lo es mi amigo y profesor Jorge Amador Barrera que siempre ha sido un segundo padre para mí, y quien me expresó lo siguiente, cuando le conté que había ingresado a la universidad: “ya sabía que te ibas a quedar. Siempre lo supe, sólo que te falta creer en ti. Yo creo en ti. Por eso no me sorprende que te hayas quedado. Eres un exagerado” (y dicho esto nos pusimos a pelear hasta que me sometió con una llave al cuello).

Y por Otra parte lo más reciente que me dijo una de las personas más interesantes que me han dado clases. El nombre está de más decirlo, pero las palabras que me dedicó fueron alentadoras, mismas que me dieron por entendido que aún falta mucho por recorrer, pero que vamos por buen camino y que sí seguimos en esa senda podremos disfrutar lo que venga. Y los problemas que el tiempo traiga.

Así pues termina este dos mil nueve, con una emoción indescriptible, de los días que le faltan. Quizá el 2010 venga cargado de cosas totalmente diferentes, pero que serán bien recibidas en cada uno de los inesperados escenarios a los que nos conduzcan.

Gracias a aquellas personas que decidieron cruzarse en mi vida este dos mil nueve, y que pese a saber como soy me aceptaron y me hicieron parte de su vida, personas tan dulces como la MIEL, y a veces amargas, saladas cálidas gélidas, pero siempre ellas Y a TI mi más sincero agradecimiento por permitirme seguir la lucha día con día, por que lo qué el 2009 nos dejó fue algo más que especial… fue algo único.

Rob Cruzzó Mendoza (Roberto Carlos Mendoza Ortega)

2 comentarios:

  1. "MIEL"...

    ¿Le platico un secreto?

    Un CARAMELO de MIEL dice que es un placer encontrar a un TROVADOR en medio de la tormenta que esclaviza un corazón y...
    Una vez sabiendo que está ahí, será difícil soltar sus manos.

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  2. Escribes re lindo mi hremano! Ya veras que el proximo año sera super rifado,y estara lleno de experiencias bastante interesantes...
    te quiero!!!
    ciao ciao

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