lunes, 15 de noviembre de 2010

Mujer de todos

mujer de alma rota en mil pedazos,
pedazos que convertiste en fichas
que repartes noche a noche para compartir
cama y cobija.

Entre el juego de edredones desapareces fugitiva
te escabulles entre gemidos y gritos de gata
eres un hotel de paso y nada más...

Cimientos de papel mojado remiten a ti,
toda clase de pordiosero perdidos entre amor y sexo
caminantes que pregonan en las calles que te tuvieron una noche
mas no una vida.

Tantos nombres desconocidos que invitaste a comer de ti
como quien arriba a un puerto sin saber donde llegó,
creyeron encontrar la isla del tesoro
cuando ésta desapareció tragada por un mar violento.

Una tragedia te cambió la vida mujer de madera
el roble fue arrastrado por el huracán de la desdicha
del infortunio y de la muerte.

La cicuta se apoderó de ti
el dolor taladró en lo más hondo de tus sentimientos
y se abigarró de todo lo que eras...
Las polillas ahuecaron tu cuerpo y se tragaron el corazón...

Moriste con él en definitiva
desapareció de esta faz y no encontraste el alivio
sino al contrario, sentenciaste tu condena:
Destinada a desangrar estrellas y a beber espinas.

Y tus lágrimas son burbujas que se quiebran al contacto con el piso
se revientan una por una como tus aspiraciones
eres la puta que pregona ser la más, de todas las damas en el día...

Alcohol para el despilfarro y vinagre para la soledad
bebes con ellos y te embriagas de resentimientos
que curas con sus besos, con esa necesidad que se ha vuelto vicio
con esos precoces que no saben amar a una mujer
sino a un pedazo de carne perforado.

Así eres tú, víctima de tu existencia
posesionada por las garras de los necesitados...

mientras yo, yo sí te quiero.


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